Querido maestro / querida maestra…

Querido maestr@,

Aplaudo tu decisión de elegir la pedagogía como profesión, espero que haya sido una elección de tu corazón y no basada en una necesidad.

De cualquier forma que haya sido, al tomarla has adquirido una responsabilidad enorme, trabajar con seres humanos en formación. Mientras más pequeños, más grande es tu responsabilidad y compromiso adquirido. Puedes marcar toda una vida.

Por ello me dirijo a ti en esta carta. Veo con tristeza como muchos “maestros” han perdido la llama por la enseñanza. Sus ojos dejaron de brillar, o tal vez nunca lo hicieron. Dejaron de admirarse por las increíbles capacidades de cada uno de los individuos. Dejaron de preguntarse cómo inspirar a cada niño y se limitaron a repetir actividades preestablecidas.

Veo con tristeza que muchos se han reducido a amenazar o sobornar con sellos, estampas o dulces, en lugar de fomentar que el aprendizaje por sí mismo es una actividad altamente gratificante. No hay nada más motivante que superar tus propios límites, y esto es especialmente cierto en los niños pequeños. Aquellos que tienen hambre por aprender, quieren saberlo todo, tienen las preguntas más interesantes y se imaginan adquiriendo habilidades excepcionales… Aquellos que aún no se han contagiado por los sobornos o amenazas y que aún no han aprendido a navegar por el sistema de dar lo necesario para una calificación decente.  Aquellos a lo que más les importa es aprender, y no el demostrarlo.

Si este es tu caso, te suplico que te reconectes con tu pasión. Entiendo que los grupos grandes representan grandes retos, pero yo aún recuerdo a mis maestros apasionados, y éramos grupos de 45-50. O puede no ser el caso y tengas pocos alumnos, pero difíciles de atrapar. La manera de llamar su atención es mostrándoles la luz al final del camino, animar sus avances y mostrarles a ellos mismos su potencial. Predica con tu ejemplo, tu pasión los arrastrará, es inevitable. Resiste los trucos de colegas sobre premios o castigos cuya inutilidad ha sido ampliamente comprobada y corroborada a largo plazo.

Tienes la oportunidad de dejar una huella para toda la vida… ¿Cuál quieres que sea?

 
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Yendi Gómez

Ya mamá de 3 pequeños. Comenzó a aplicar el método Doman con su primer bebé desde 2011, aplicando además crianza con apego (colecho, lactancia, porteo). Más adelante decidió continuar con esa filosofía de "los padres son los mejores maestros de sus hijos" y seguir por el camino del Homeschool. Sus hijos no han ido nunca a la escuela. Ha escrito varios artículos para reconocidas revistas como bbMundo y Mamá por Primera Vez. Fue ponente en el 1er Master BBMundo como especialista de Porteo y cuenta además con estudios en Desarrollo Neurológico de los Bebés, Integración Refleja y es Coach de Vida por Quidam International.

Esta entrada tiene 4 comentarios

  1. Isela Zainos Flores

    Totalmente de acuerdo, hoy todo son calificaciones, sobornos con taloncitos/dulces, el enaltecer al niño obediente. ¿Dónde quedan las ganas de aprender de los niños? A su vez, los niños pierden ese respeto por el maestro… recordemos que los niños respetan a aquellas personas que admiran y quieren.

  2. Paola Salinas

    aplausos!!!!

  3. Paola Salinas

    Eso!!! Que fluya la energia!!

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